domingo, 13 de enero de 2008

PEQUEÑA HISTORIA DEL "PARTIDO POR EL EJE"

Hasta 1916 en que logró su autonomía, las tierras de lo que hoy es el partido de Gonzáles Chaves, pertenecían a Tres Arroyos. Ese año, ante la nueva realidad, se hizo necesario marcar los límites entre el flamante distrito y el nuestro. En una fría oficina de La Plata, un funcionario burócrata, o quizá simplemente desatento, tomó a su cargo la tarea. Con tan mala puntería, que en la demarcación cortó un pueblo en dos. Así, como se lee: la aldea de Estación Vázquez está dividida al medio a través de su calle principal. Mitad del pueblo pertenece a Chaves y la otra mitad a Tres Arroyos. Una situación atípica, que ha dado para más de un mal entendido, historias curiosas y circunstancias graciosas, varias de las cuales rescató "El Periodista" en una visita que efectuó al extraño pueblo que está "partido por el eje".
"Esto es la única cosa que tiene la gente, si yo dejara de atender no sé dónde irían, tal vez a jugar a las cartas a una alcantarilla porque no hay otra cosa", le dijo Nelsi Moricci de Goñi a "El Periodista" desde atrás del mostrador de su comercio, el único negocio que sigue con las puertas abiertas en la localidad de Vásquez y que por esta condición brinda un servicio múltiple: es una extraña mezcla entre antiguo bar, almacén de ramos generales y salón de entretenimientos, lo que lo convierte en cita obligada para cualquier habitante del pueblo o trabajador rural que desee comprar algún producto comestible o de farmacia, tomar una copa o pasar un rato ameno jugando a los naipes.
Vásquez es una de las tantas localidades de nuestro país condenadas a la desaparición luego que el ferrocarril pasara a ser apenas un lejano recuerdo. Pero además, este sitio fue marcado por un hecho que no registra demasiados antecedentes en el mundo. El poblado es compartido por los distritos de González Chaves y Tres Arroyos, lo que equivale a decir que el límite entre estos dos partidos bonaerenses pasa exactamente por el medio de la población, cuestión que ha dado para más de un mal entendido, historias curiosas, circunstancias graciosas e ironías varias.
La aldea está ubicada a 19 kilómetros de Adolfo González Chaves y a 25 kilómetros de Tres Arroyos. Es la localidad más antigua de nuestro distrito, fue fundada en 1886. En 1937 tenía 1682 habitantes y era un sitio pujante, hoy viven 40 personas, la mayoría son jubilados, algunos trabajadores rurales y un mecánico. En el lugar funciona la Escuela Rural Nº 2, que pertenece al distrito de Chaves, a la que concurren este año 12 alumnos.
Nelsi está casada con el hijo de Ramón Goñi, un inmigrante español que llegó a Vásquez desde su Pamplona natal en el año 1933 cargando una pequeña valija con ropa y un violín bajo el brazo. El hombre encontró en este sitio su lugar en el mundo, pues rápidamente se convirtió en figura y referente del pueblo. Tocaba el violín y el piano, lo que le sirvió para darle un fuerte impulso al Centro Teatral Vásquez (C.T.V.), que había sido fundado años antes por otro de los pioneros del lugar, Cayetano Zibecchi.
Goñi era un autodidacta que aprovechó sus conocimientos para enseñarle a leer y escribir a varios vecinos. Fue corresponsal de una publicación en Gonzáles Chaves y en "La Hora", de Tres Arroyos. También tenía afición por la pintura y por la historia. Era un artista, pero también un consejero en toda clase de asuntos y un educador informal. Los pobladores lo adoraban y muchas personas no tomaban decisiones importantes en su vida sin hablar antes con él. En reconocimiento a su contribución al desarrollo del lugar y su gente, la Comisión Municipal de Extensión Cultural de Adolfo González Chaves le otorgó en 1970 el premio Distinción Cultural del Año y en el mismo acto se le puso su nombre a la calle que pasa frente a la que era su vivienda. Murió el 26 de enero de 1974.
Pero Goñi no es el único hombre en la localidad que cuenta con una calle en su honor. Cayetano Zibecchi, un respetado agricultor de la zona y responsable de la construcción del Centro Teatral, también recibió un merecido homenaje cuando se le colocó su nombre a la arteria que pasa por delante de este edificio, el más emblemático del pueblo.Según consta en documentos, Zibecchi poseía varios terrenos y era tan generoso que no tenía inconveniente ninguno en obsequiarle cualquiera de ellos a quien deseara afincarse en Vásquez. La única condición que imponía a cambio era que se plantaran árboles en el pedazo de tierra cedido. Así fue como se logró que se convierta en uno de los caseríos más forestados de la zona.
Goñi y Zibecchi son las únicas calles nominadas de Vásquez y, como no podía ser de otra forma, ambas se unen en una esquina en la cual ha sido emplazada una señalización que consiste en un poste de madera en cuyo extremo hay dos carteles de chapa pintados de verde sobre los que están impresos los nombres de los dos próceres locales en letras de color amarillo.
Pero la historia de la partición de Vásquez tiene origen mucho antes de que estos precursores trabajaran duro en el engrandecimiento de su terruño. El 22 de agosto de 1916 Adolfo Gonzáles Chaves logró su autonomía. Hasta ese momento sus tierras eran parte del distrito de Tres Arroyos. Aquel día, desde una oficina distante y fría en la ciudad de La Plata, alguien se ocupó de trazar el límite entre el flamante partido y Tres Arroyos sin advertir que la demarcación dividía a Vásquez exactamente por la mitad, otorgándole el extraño "privilegio" de pasar a ser un pueblo perteneciente a dos comunas diferentes. Esta anomalía generó infinidad de dificultades, un sinnúmero de hechos curiosos y frondoso anecdotario.Una de las consecuencias de ser un pueblo partido al medio es que en Vásquez jamás se han podido habilitar mesas para ningún tipo de acto eleccionario. Los que viven del lado de Tres Arroyos deben votar en la localidad de Claudio Molina y los que pertenecen a González Chaves sufragan en el Cuartel 5º de dicho partido.
Pero las historias de los efectos causados por la división del pueblo en dos no terminan en esto ni mucho menos. Durante largo tiempo los municipios de Chaves y nuestra ciudad tuvieron dificultades para acordar a quién le correspondía el mantenimiento de la calle por la que pasa el límite entre ambos distritos. Esto ocasionó que muchas veces la arteria no recibiera cuidados o que sólo fuera reparada una mitad de su trazado, es decir, una sola de sus manos. Finalmente, y con buen criterio, las jurisdicciones acordaron realizar una vez cada una los trabajos de mantenimiento de la calle por la que pasa la línea divisoria.
Actualmente, el lado de la localidad que mejor luce es el que pertenece a González Chaves. Esto se debe fundamentalmente a que la parte tresarroyense casi no tiene pobladores ni viviendas, apenas se mantiene en pié la vieja estación del ferrocarril.
Otra singular anécdota surgida como consecuencia de la división del pueblo en dos refiere al nacimiento de dos clubes de fútbol antagónicos: Sportivo Vasquense y Partidos por el Eje, que lleva ese nombre en irónica alusión al límite trazado con tanto descuido desde la capital de la provincia.
Ambos clubes se fusionaron unos años después de haber sido creados, dando origen en 1953 al Club Recreativo Vásquez, cuya sede y lugar de reunión era el Centro Teatral Vásquez. De todos modos quedaron las historias que relatan los duros cruces que se daban entre los equipos y los simpatizantes de las dos instituciones futbolísticas primigenias.
Hasta el presente han llegado los comentarios que dan cuenta que la rivalidad alcanzó niveles sorprendentes. Los partidos se jugaban con excesivo fervor y mucha pierna fuerte. Pero la disputa no se terminaba en la cancha. Jugadores e hinchas llegaron a tal grado de fanatismo por su equipo que luego del juego era completamente normal que se produjeran trifulcas entre los habitantes de cada lado del pueblo.
Hoy ya no quedan ni rastros de la cancha de fútbol donde se desataban tantas pasiones, se ha convertido en un terreno repleto de yuyales en el que sólo se oye el viento. Cuesta imaginar cómo serían aquellas tardes de domingo en las que cada grito de gol ponía una división más real entre los que habían quedado a cada lado de una línea invisible trazada en el escritorio de un burócrata desatento o quizás poco prolijo.

nota gentileza de EL PERIODISTA DE TRES ARROYOS

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